Ya en puertas de la Navidad, organizamos una visita al Molino de Bartivás. Ruta de 10 km (ida), con marea a favor (creciente a la ida y vaciante a la vuelta). Nos llevó siete horas hacerla, incluidas las paradas.
La salida la hicimos en el pantalán de la Magdalena, sobre el caño de Sancti-Petri. Tomamos el Canal de Santa Margarita con suficiente agua para navegar y giramos a la izquierda hacia el río Iro.
El cauce de este río fue modificado en los años 60 del siglo pasado, tras las graves inundaciones del 19 de octubre de 1965. Se excavó un canal rectilíneo para acortar el recorrido y salvar los meandros.
El nombre "IRO" es muy antiguo, de origen prerromano y parece significar RÍO, por lo que el nombre es duplicado... río Río.
Los meandros aún están allí y, por uno de ellos, se accede al Caño de Bartivás, antiguamente denominado Caño del leñador.
Antes de llegar al molino, pasamos por esta montaña de sal, ubicada en la salina de San José y San Enrique.
El molino lo encontramos al final de este caño, al que hay que acceder en pleamar. El molino se ubica en la salina de Santa Ana y San Juan de Bartivás. Salina que aún sigue explotándose de forma artesanal.
El molino fue llamado también Molino de Santa Catalina. Fue construido a finales del s. XVIII en un paraje que, por entonces se denominaba Torno de los Yesos. Poseía 5 piedras y dejó de funcionar en la década de los 60 del siglo XX.
El nombre parece que procede de Don Juan Pedro de Bartivás Ardous, ingeniero de origen francés que se dedicaba a la construcción de molinos.
Junto al molino hubo un embarcadero, denominado del Leñador y a su lado se construyó otro molino menor para la molienda de sal.
El molino de Bartivás es uno de los mejor conservados de la provincia y conserva aún parte de su maquinaria. No es visitable, pues es de propiedad privada y no se permite el acceso.
Visitado el molino nos fuimos al CENTRO DE RECURSOS AMBIENTALES para comer.
Este centro, está ubicado en la salina Santa María de Jesús, en el arco de uno de los antiguos meandros del río. El centro posee un restaurante, tienda, un mirador, zona de spa salino y museo. La empresa gestora organiza celebraciones y rutas. (www.salinasdechiclana.es).
Comimos lo que llevábamos y salimos rapidito pues la marea bajaba y, en el meandro en que está el Centro, el caño se seca.
Sin incidencias hicimos la vuelta, desembarcamos y recogimos el material. Para celebrarlo nos encaminamos al Bolerín a tomar el correspondiente cafelito, acompañado de bizcochos, panetone turroncillos y polvorones.
Nos va a hacer falta otra ruta para quemar tanta caloría.
Y así termina esta aventura. Os esperamos en la próxima.
