En primer lugar, un paseo por las dunas de la punta del boquerón, un paraíso sin ir más lejos.
A la vuelta nos encontramos a los artificieros de la Armada que se disponían a volar un proyectil destapado o traído por la gran marea (110º)
Cuando llegamos a la última pista, nos encontramos este camión que se había metido en las placas de fango que había destapado la marea. En este momento, la marea esta aproximadamente a la mitad y subiendo.
No pudimos ver como sacaban el camión que ya le llegaban las olas con bastante fuerza. Nos tuvimos que marchar pues había quedado para salir a navegar aprovechado la pleamar.
Nos dirigimos al río Iro, es el río que atraviesa nuestra vecina Chiclana. Aprovechamos que nos llevaba la marea, ya que estaba subiendo y que a la vuelta ya estaría bajando.
Todo el paseo trascurría con toda tranquilidad, hasta que pasamos por una pasarela peatonal y unos chavales aburridos, supongo, empezaron a tirarnos piedras, seguramente nos habían visto venir y se habían aprovisionado bien con piedras bastante grandes y con aristas. Una de estas piedras alcanzó a Inma y aparte de la conmoción y la sorpresa le produjo una buena inflamación. Otra de las muchas piedras que tiraron impactó y uno de los kayaks de fibra, con el consiguiente peligro de rotura y hundimiento.
Ante la amenaza de llamar a la policía salieron corriendo. A la vuelta nos estaban esperando y no pasamos hasta que la policía municipal nos escoltó hasta la salida de Chiclana. Por cierto, uno de los policías es kayakero tambíen.